Saldrás desde Palm Beach en un catamarán con barra libre servida en tu asiento, harás snorkel en el naufragio Antilla y Catalina Bay con un equipo local amable, disfrutarás de un brunch fresco entre chapuzones y te relajarás en cómodos asientos con espacio de sobra, todo mientras disfrutas la costa soleada de Aruba.
“Entonces... ¿así es el lujo?” Eso fue lo primero que dije después de la segunda ronda de mimosas (que, por cierto, son ilimitadas) mientras nos alejábamos de Palm Beach. La tripulación del Octopus no solo me sirvió la bebida, sino que hasta recordaron mi nombre y me preguntaron si quería más piña o menos jugo de naranja esta vez. Se mezclaban el olor a protector solar y a brisa marina con el sabor cítrico, suena raro pero funcionaba perfecto. Había una pareja mayor a nuestro lado—¿holandeses tal vez?—riendo porque sus sombreros de sol no dejaban de volar. Todo era tan relajado, como si nadie tuviera prisa por llegar a ningún lado.
No esperaba disfrutar tanto el snorkel en el naufragio Antilla. Nuestro guía (creo que se llamaba Marco) nos contó historias sobre ese carguero alemán antes de meternos al agua—algo de la Segunda Guerra Mundial y cómo terminó aquí, lo que hacía que flotar sobre su sombra bajo el agua fuera algo casi mágico. Los peces nadaban por todos lados; alguien señaló un pulpo pero la verdad lo perdí de vista porque estaba más ocupado tratando de no tragar agua salada. El agua estaba tibia, casi sedosa, y al salir a la superficie te queda ese sabor salado en los labios y el sol pegando fuerte en los ojos. Luego nos dieron unos pastelitos calentitos y café para quien quisiera.
La segunda parada en Catalina Bay fue más tranquila; menos nervios y más tiempo para fijarse en detalles como los peces ángel que parecen flotar justo frente a tu máscara si te quedas quieto. Marco ayudó a un niño a ponerse el equipo de snorkel sin apurarse—eso me gustó. Ya en el barco se hizo un silencio lindo, solo el viento, las olas y gente secándose al sol. Alguien pidió un Aruba Ariba (yo también probé uno—peligrosamente fácil de tomar). Es curioso cómo te adaptas rápido a ese ritmo: comer algo, meterte al agua, reír sin razón.
Regresamos navegando por la costa de Aruba con todos estirados en esos asientos acolchonados—nadie detrás, así que se siente privado aunque éramos más de treinta a bordo. Aún recuerdo esa vista: azul sobre azul, un poco de brisa y mi cabello lleno de sal. Antes de bajar nos regalaron unos souvenirs del Octopus Aruba; el mío está en mi escritorio, pero lo que más me quedó fueron esos pequeños momentos—la tripulación recordando mi bebida o la sonrisa del niño después de su primer snorkel.
El tour incluye dos paradas principales para snorkel más el tiempo de navegación; calcula varias horas incluyendo embarque y regreso.
Sí, todo el equipo está incluido junto con instrucciones del capitán o la tripulación si lo necesitas.
Visitarás el naufragio Antilla y Catalina Bay en esta excursión desde Palm Beach.
Sí, hay barra libre con cócteles como mimosas y Aruba Ariba servidos directamente en tu asiento.
Se ofrecen aperitivos frescos y platos de brunch durante toda la mañana mientras navegas.
No se menciona traslado desde hoteles; el check-in es en una caseta cerca de Palm Beach antes de tomar un bote lanzadera al catamarán.
Sí, los guías dan instrucciones con paciencia para que tanto novatos como expertos se sientan cómodos explorando Antilla y Catalina Bay.
Sí, los niños son bienvenidos; los bebés menores de dos años viajan gratis con su familia.
Tu mañana incluye check-in cerca de Palm Beach, traslado corto en bote lanzadera para abordar el catamarán Octopus, uso de todo el equipo de snorkel con guía certificado en las paradas de Antilla y Catalina Bay, barra libre de cócteles (incluyendo mimosas), snacks frescos de desayuno servidos en tu asiento mientras navegas por la costa de Aruba, acceso a baños a bordo, chalecos salvavidas para todos y un souvenir de Octopus Aruba antes de regresar a tierra.
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