Recorrerás los famosos callejones y mercados de Melbourne, verás catedrales y jardines impresionantes, y luego te irás a Phillip Island para el desfile de pingüinos — sin cámaras, solo tú y esas pequeñas aves bajo las estrellas. Prepárate para risas con tu guía, momentos inesperadamente tranquilos y un día que se queda contigo mucho después.
Aún nos reíamos de mi intento de hablar con slang australiano cuando nuestro guía, Tom, nos bajó del bus en Hosier Lane. El lugar olía a pintura en spray y café — alguien estaba pintando un mural nuevo justo ahí, sin apenas mirar mientras pasábamos. Había visto fotos del arte callejero de Melbourne antes, pero estar ahí en persona es otra cosa, colores superpuestos sobre ladrillos viejos, un poco caótico pero lleno de vida. Tom señaló una plantilla que, según él, llevaba solo dos días. Saqué una foto, pero lo mejor fue ver a los locales pasar corriendo en su hora de almuerzo como si fuera algo normal.
Después todo fue un torbellino de lugares emblemáticos — la estación Flinders Street con sus arcos color mostaza (yo no paraba de confundirme con qué tranvía buscar), la catedral St Paul’s reflejando la luz de una forma que hasta mi cerebro cansado por el jetlag se detuvo a mirar. Hicimos paradas rápidas en todos lados: los jardines Fitzroy con olor a eucalipto y algo dulce que venía de una panadería cercana; el Shrine of Remembrance donde Tom se quedó en silencio un momento y nos contó sobre su abuelo. No esperaba emocionarme mirando la ciudad desde ahí. Quizá fue el viento o simplemente estar tan lejos de casa.
El almuerzo fue libre — yo agarré algo desordenado en el Queen Victoria Market y lo comí sentado en un banco mientras una pareja mayor discutía (suavemente) sobre cuánto queso comprar. Luego nos reunimos para el viaje a Phillip Island. La carretera se volvió más tranquila, menos ruido de ciudad, más vacas y destellos de mar. En Cape Woolamai estiramos las piernas; la arena se me quedó pegada en los zapatos horas después, pero no me importó.
El desfile de pingüinos es difícil de explicar sin sonar cursi. No se pueden tomar fotos (al principio se siente raro), así que todos susurraban y esperaban mientras caía el crepúsculo — aire frío, olor fuerte a algas en la brisa. De repente, estos pingüinos pequeñitos empezaron a salir del mar en grupitos, como si miraran si alguien los estaba viendo (y claro que sí). Se hizo un silencio total — hasta los niños dejaron de moverse por un rato. De regreso me di cuenta de que casi no había mirado el móvil en toda la tarde.
El tour dura entre 12 y 14 horas según la temporada.
Incluye todos los traslados internos, pero no especifica recogida en hotel; consulta con tu proveedor.
Sí, todas las entradas, incluyendo el desfile de pingüinos en Phillip Island, están incluidas.
No está permitido tomar fotos durante el desfile de pingüinos en Phillip Island.
No incluye almuerzo; tendrás tiempo libre para comprar algo en Queen Victoria Market o cerca.
El tour es apto para todos los niveles físicos; si necesitas, hay asientos especiales para bebés.
Visitarás Hosier Lane, Fitzroy Gardens, Flinders Street Station, St Paul’s Cathedral, Shrine of Remembrance y más.
Sí, hay WiFi disponible a bordo durante los traslados.
Tu día incluye todas las entradas a atracciones (como Fitzroy Gardens y Phillip Island), transporte cómodo con aire acondicionado y WiFi, un guía local amable y experto que comparte historias auténticas, además de todos los traslados internos entre los puntos destacados de Melbourne y la salida a ver a los pingüinos llegar al atardecer antes de regresar por la noche.
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