Si quieres desafiarte más allá de Santiago y experimentar lo que es el verdadero trekking en alta montaña, el Cerro Leonera vale cada paso. Acamparás bajo cielos de glaciar, atravesarás el encanto montañés de Farellones y estarás cara a cara con algunas de las cumbres más altas de los Andes, todo acompañado por un guía experto que conoce cada recoveco del sendero.
Salir de Santiago en auto se siente como dejar atrás otro mundo. Nuestra van serpenteaba por estrechos caminos de montaña, pasando por Farellones, un pequeño pueblo de esquí que tiene una mezcla curiosa de calma y expectación, incluso fuera de temporada. Verás algunos perros callejeros trotando al borde del camino y lugareños abrigados, charlando afuera de diminutos cafés. Para cuando estacionamos a 2.970 metros, mis oídos ya habían hecho “pop” dos veces y el aire se sentía más cortante.
Preparar el equipo en el inicio del sendero es un poco caótico: siempre alguien olvida un guante o pierde su botella de agua. Nuestro guía, Felipe (que ha recorrido esta ruta más veces de las que puede contar), revisó las mochilas de todos antes de empezar a caminar. La primera hora transcurre por senderos rocosos con parches de pasto silvestre; solo escucharás el crujir de las botas y, si tienes suerte, el lejano vuelo de un cóndor. A medida que subíamos, las laderas nevadas de El Colorado aparecían a un lado y profundos valles se abrían a nuestro otro lado.
Montar el campamento fue, sinceramente, mi parte favorita. El viento se levanta rápido después del atardecer—no subestimes lo frío que puede hacer aquí, incluso en verano. Cocinamos la cena acurrucados alrededor de nuestras tiendas, intercambiando historias mientras el cielo se tornaba de un extraño tono púrpura sobre los glaciares. Por la noche, la claridad es tal que puedes distinguir satélites moviéndose entre las estrellas.
El día de la cumbre comienza antes del amanecer—Felipe nos despertó con té caliente y un recordatorio de avanzar despacio por la altitud. La subida se vuelve más empinada después de los 4.000 metros; sentía las piernas arder, pero no quería parar porque cada descanso me enfriaba más. En la cima (4.954 metros), no hay mucho refugio contra el viento, pero la vista es salvaje: frente a ti, el Cerro El Plomo, la antigua montaña sagrada inca, y una interminable cadena de picos que se pierden hacia Argentina. El silencio solo se rompe por ráfagas de viento y tu propia respiración atrapada en la bufanda.
Esta caminata es exigente físicamente por la altitud y las pendientes pronunciadas. Debes estar en buena forma, pero no necesitas experiencia previa en montañismo—nuestros guías te acompañan en todo momento.
Necesitarás ropa abrigada (hace mucho frío por la noche), botas resistentes, guantes, gorro, gafas de sol, protector solar y una botella de agua recargable. Nosotros proveemos las tiendas y el desayuno.
Esta excursión no está recomendada para personas embarazadas ni con problemas cardíacos. Si tienes dudas sobre la altitud o tu estado físico, consulta primero con tu médico.
El desayuno está incluido cada mañana en el campamento base. Puedes llevar snacks o comida extra para los días de caminata si lo deseas.
Tu lugar incluye traslado ida y vuelta desde Santiago a la montaña (con paradas en Farellones), guías locales expertos como Felipe que conocen bien estos senderos, equipo de camping (tiendas incluidas) y desayuno cada mañana en el campamento base. Se aceptan animales de servicio; asientos para bebés disponibles bajo pedido.
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