Safari en las dunas rojas de Dubái: Quad, paseo en camello y cena BBQ

4.87

(235 reseñas)

¿Cómo es la experiencia?

Salimos de Dubái y ya sentía cómo la ciudad quedaba atrás — ese silencio raro que se siente cuando dejas atrás todo el cristal. Nuestro guía, Ahmed, tenía una manera tranquila de señalar cosas mientras avanzábamos por Lehbab. La arena cambió de color sin que me diera cuenta: de repente era un naranja intenso, casi quemado bajo el sol. Había visto fotos, pero no esperaba lo suave que se sentía al bajar para montar el quad — como harina, de verdad. Al principio mis manos temblaban en el acelerador (no soy muy atrevido), pero en un minuto se volvió más juego que miedo. Sandalias llenas de arena por días.

Luego vino el dune bashing — básicamente agarrarte fuerte mientras Ahmed reía y nos llevaba por esas pendientes locas. Hubo un momento en la cima donde todo quedó en silencio, solo el viento y alguna risa nerviosa (quizá la mía). El sandboard parecía fácil hasta que intenté ponerme de pie — digamos que la gravedad aquí no perdona. Terminamos cubiertos de polvo rojo y sonriendo como tontos.

El campamento tenía otro rollo — faroles parpadeando, gente charlando en pequeños grupos. Los camellos esperaban cerca, mascando tranquilos; juro que uno me guiñó un ojo. El paseo fue corto pero hipnótico, con ese vaivén lento y el aroma del té que se estaba preparando cerca. La cena fue una barbacoa con un toque ahumado y dátiles dulces — nada sofisticado pero perfecto después de tanta adrenalina. Cinco shows en vivo empezaron justo al caer el sol; no entendí todo, pero no hacía falta cuando todos aplaudían o miraban el fuego girar en la oscuridad. De regreso alguien se quedó dormido con arena pegada en el brazo. Esa vista de estrellas sobre las dunas… se queda contigo.