Florencia: Clase de pasta en torre medieval con vino ilimitado

4.95

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¿Cómo es la experiencia?

Lo primero que noté fue el eco — ya sabes, ese silencio especial que tienen las paredes de piedra antiguas. Acabábamos de entrar en esta torre centenaria, justo al lado de la cúpula de Brunelleschi, y parecía que habíamos llegado al set de una película del Renacimiento. Nuestro chef, Marco, me entregó un delantal y sonrió: “Hoy cocinas como mi nonna.” La harina se sentía suave como polvo entre mis dedos. Ya se olía un ligero aroma a salvia, seguro que alguien estaba preparando la salsa antes que nosotros.

Pensé que hacer pasta sería más complicado, pero Marco lo hizo sencillo. Se rió cuando intenté pronunciar “pappardelle” con mi acento americano (todavía no lo clavo). Estuvimos estirando masa para raviolis y tortellinis mientras él contaba historias sobre la familia de Dante que vivió aquí hace siglos. De vez en cuando, alguien nos rellenaba las copas con vino local — sin miedo a pasarse. El sol entraba por esas pequeñas ventanas medievales y todo se veía dorado por un momento. Recuerdo que me sentí extrañamente reconfortado amasando mientras las campanas de la iglesia sonaban afuera.

La comida fue todos sentados juntos en una larga mesa de madera, disfrutando lo que habíamos preparado: raviolis con mantequilla y salvia, pappardelle enredadas en ragú, tortelli con arrabbiata con el punto justo de picante. Hubo bromas sobre quién había cerrado mejor la pasta (yo no), y Marco brindó por “los nuevos amigos que sobrevivieron con harina en la cara.” Aún no sé si fue el vino, la comida o simplemente estar ahí en esa antigua sala de piedra — pero algo de esa experiencia se queda contigo para siempre.