Camina por las vibrantes calles de Mérida con un guía local, probando gorditas, salbutes en el mercado Lucas de Gálvez, tacos de cochinita pibil, tamales tradicionales y termina con paletas caseras cerca de Plaza Grande. En el camino conocerás a los vendedores y escucharás historias que hacen que la ciudad se sienta cercana—prepárate para reír y quizá ensuciarte las manos.
“No confíes en quien diga que no le gusta la cochinita,” bromeaba nuestro guía Luis mientras dábamos la vuelta por la Plaza Grande de Mérida esa mañana. Tenía esa habilidad de saludar a cada vendedor como si los conociera de toda la vida. Yo apenas despertaba, pero el aire ya olía a masa de maíz y a algo dulce que no lograba identificar. Éramos pocas personas, un poco tímidas al principio, pero Luis no paraba de contarnos historias sobre la ciudad—cómo las piedras de la catedral vienen de templos mayas, o cómo reconoces a un verdadero yucateco por su habilidad con la hamaca (aún no sé si estaba bromeando).
La primera mordida fue una gordita—calientita, suave, rellena con lo que quisieras. Elegí chicharrón porque sonaba crujiente y divertido de decir. La señora del puesto sonrió cuando intenté hablar en español; me corrigió con cariño y eso me hizo reír. Luego nos metimos al mercado Lucas de Gálvez. Ahí es un bullicio—vendedores gritando precios, niños corriendo entre los puestos—y los colores te golpean de golpe: montones de limones, pilas de chiles, frutas que ni reconocía. Luis nos dio salbutes después—tortillas fritas con pavo deshebrado y cebolla encurtida. Me manché las manos de aceite y ni me importó.
Entre la degustación de frutas (aún no recuerdo cómo se llamaba esa naranja pequeñita) y los tacos de cochinita pibil, me di cuenta de que Mérida es sobre su gente compartiendo lo que aman. Hubo un momento en que nos quedamos en silencio junto a un carrito de tamales porque todos estábamos masticando y se sintió perfecto—sin prisas ni forzado. La última parada fue cerca de la Plaza Grande para probar paletas—la mía de coco y goteaba por mi muñeca con el calor.
Sigo pensando en esa mañana—cómo todos nos soltamos gracias a la comida, cómo Luis nos hizo sentir como locales y no turistas. Si buscas un tour gastronómico a pie en Mérida que se sienta auténtico (y con opción de recogida si la necesitas), este es el indicado. Saldrás lleno pero también como más ligero, de alguna manera.
El tour dura aproximadamente tres horas de principio a fin.
El punto de encuentro es la Plaza Grande en el centro de Mérida.
Probarás gorditas, salbutes, frutas locales, tacos de cochinita pibil, tacos al pastor, tamales y paletas tradicionales.
No se menciona recogida; el tour comienza en Plaza Grande.
Sí, todas las comidas y bebidas están incluidas durante las degustaciones.
Los grupos son pequeños, con máximo diez personas por tour.
Sí, es ideal para parejas, amigos y familias; los bebés deben ir en brazos de un adulto.
No se recomienda para personas con problemas cardiovasculares, pero es apto para todos los niveles de condición física.
Tu día incluye ocho degustaciones diferentes—desde gorditas hasta tamales—con todas las comidas y bebidas cubiertas en el recorrido. Un experto local te guiará y compartirá historias sobre la historia de Mérida mientras recorren mercados y puestos callejeros; las propinas en los restaurantes ya están incluidas para que solo te concentres en disfrutar cada parada.
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