Praga Letná: Tour alternativo de bares con cena incluida

4.93

(159 reseñas)

¿Cómo es la experiencia?

Alguien me pasó un vaso — creo que era una IPA ahumada, pero la verdad, después de mirar la pared con 400 botellas de cerveza en nuestra primera parada en Letná, solo señalé y crucé los dedos. Nuestro guía, Petr, sonrió y nos contó que esta zona de Praga solía estar llena de fábricas y artistas que ocupaban viejos edificios. Conocía a todos los camareros por su nombre. El lugar olía a lúpulo y madera vieja, y se respiraba esa vibra de gente que sabe que la noche va a ser larga.

El viaje en tranvía fue corto — ¿unos diez minutos? — pero suficiente para que Petr señalara algunos grafitis que de otro modo me habría perdido. De repente estábamos en un bar de dardos donde los locales realmente animan cuando aciertas en la diana (yo no lo conseguí). Risas por todos lados y alguien intentó enseñarme a decir “bullseye” en checo. Lo dije fatal, y eso provocó más risas que mi lanzamiento. Luego llegaron las hamburguesas: de verdad, jugosas y desordenadas, con patatas fritas hechas a mano. También tenían opciones veganas, lo que me sorprendió — Praga no es solo codillo de cerdo después de todo.

Me gustó que fuéramos paseando sin prisas entre los sitios. En un momento pasamos por el Campo de Letná; Petr nos paró frente a un pedestal vacío donde antes estaba la estatua de Stalin (nos contó sobre las protestas aquí durante la Revolución de Terciopelo — momentos intensos). Cerca, empezaba una fiesta al aire libre — bajos retumbando bajo los árboles, niños bailando en el césped. Sentí que la ciudad se soltaba la melena solo para nosotros.

El último club parecía sacado de Mad Max — todo metal soldado y luces parpadeantes. Dentro hacía calor y estaba a tope, pero era sorprendentemente acogedor; los DJs cambiaban cada hora para que no te aburrieras. Perdí la noción del tiempo por completo. Cuando por fin nos fuimos (nos llamaron un taxi para volver), mi chaqueta olía a humo, cebolla frita y algo dulce que aún no logro identificar. ¿Sabes? No esperaba sentirme tan en casa en una ciudad donde apenas hablo el idioma.