Camina por las calles más emblemáticas de Buenos Aires —desde los puestos antiguos de San Telmo hasta las casas coloridas de La Boca— con una guía local que da vida a cada rincón. Prueba comida callejera en el mercado, visita íconos como Plaza de Mayo y el Obelisco, y termina con dulces que te quedarán en el recuerdo.
¿Alguna vez te preguntaste si Buenos Aires realmente vibra como dicen? Yo no esperaba engancharme tan rápido. Nuestra guía, Sofía, nos recibió cerca de Recoleta, con una sonrisa y bromas rápidas sobre el café porteño. La van estaba fresca (gracias a Dios, porque ya hacía calor) y nos movimos entre el tráfico con esa confianza que solo tienen los locales. Primera parada: Basílica de Nuestra Señora del Pilar. Las paredes blancas casi brillaban con el sol de la mañana; adentro reinaba el silencio y olía a madera vieja y cera de vela. Sofía señaló una baldosa rota cerca del altar —“Algunas cosas sobreviven siglos”, dijo, medio riendo.
Recorrimos la Plaza San Martín bajo esas palmeras enormes —se sentía como estar en un lugar majestuoso pero con un toque gastado en los bordes. Luego llegamos a Puerto Madero: torres de vidrio junto a viejos galpones de ladrillo, el sol reflejándose en el río. El Puente de la Mujer se veía aún más extraño de cerca que en las fotos (todavía no sé si me gusta). Cuando llegamos a La Boca, todo cambió —música saliendo de ventanas abiertas, casas pintadas de azules y amarillos intensos. Un tipo bailaba tango en El Caminito y nos guiñó un ojo; Sofía quiso que nos animáramos, pero… digamos que mi ritmo no es para Argentina.
San Telmo se sentía distinto —más antiguo, quizás un poco más áspero, pero lleno de vida. El mercado bullía con voces y el choque de platos; alguien me pasó una empanada tan caliente que casi la dejo caer (valió la pena quemarme la lengua). En la Plaza Dorrego, vimos a viejos jugando al ajedrez bajo paraguas desgastados mientras los vendedores discutían por el precio del mate. Más tarde intenté pedir un “fraNui” en Rapanui —Li se rió cuando arruiné la pronunciación— y ese postre de chocolate con frambuesa todavía me persigue en sueños.
Pasamos por Plaza de Mayo —la Casa Rosada destacaba contra un cielo que parecía que iba a llover pero nunca lo hizo— y luego cruzamos junto al Obelisco de regreso. Para entonces mis pies estaban cansados pero mi cabeza daba vueltas con todas las historias que contó Sofía: protestas, héroes del fútbol, familias bailando en la calle tras victorias a medianoche. Es curioso cuánto se puede sentir en un solo día por Buenos Aires —como si por un momento formaras parte de algo más grande.
El tour dura un día completo y recorre barrios clave como San Telmo, La Boca, Puerto Madero, Recoleta y más.
Sí, el almuerzo está incluido junto con agua embotellada durante el recorrido.
El tour incluye recogida en un vehículo con aire acondicionado para tu grupo.
Visitarás la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, Plaza San Martín, Puerto Madero (Puente de la Mujer), La Boca (El Caminito), Mercado de San Telmo y Plaza Dorrego, Plaza de Mayo (Casa Rosada), Catedral de Buenos Aires y verás el Obelisco.
No se recomienda para quienes tengan dificultades para caminar o problemas en rodillas o piernas, debido a superficies irregulares y distancias a pie.
Probarás comida callejera local en el Mercado de San Telmo y harás una parada en Rapanui para helados o delicias como el fraNui.
Tu día incluye traslado en vehículo con aire acondicionado desde el punto de encuentro en Buenos Aires, paradas guiadas por Recoleta, Puerto Madero, La Boca, Mercado de San Telmo y más —con agua embotellada y almuerzo incluido— para volver cómodo al final del día.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?