Recorre las antiguas murallas del castillo de Baños de la Encina con un guía local que revive su pasado musulmán, descubre restos arqueológicos desde la prehistoria hasta la Edad Media, toca piedras centenarias y disfruta de vistas infinitas sobre olivares — todo en menos de una hora pero con recuerdos para toda la vida.
¿Has sentido alguna vez ese cambio en el aire al cruzar una puerta antigua? Eso fue justo lo que me pasó en el Castillo de Baños de la Encina. Sus muros, de un color arenoso y rugoso al tacto, con catorce torres y esa gran torre cristiana que parece esperarte desde siempre. Nuestra guía, Carmen, nos llamó enseguida. Empezó a contarnos sobre los almohades y me di cuenta de que nunca había visto un castillo musulmán tan de cerca, no así. Una brisa fresca venía de las colinas y se olía tomillo silvestre cerca.
No podía dejar de mirar el paisaje: olivares que se extendían hasta donde alcanzaba la vista y casitas blancas al pie del cerro. Carmen señaló unas marcas extrañas en la piedra (¿tapial?), y nos explicó cómo mezclaban guijarros del río con cal para levantar esos muros. Intenté imaginar hacerlo a mano en pleno siglo XII. En un momento se rió porque confundí “alcazarejo” con “alcázar” — el español es más complicado de lo que parece, la verdad. Nos metimos en un rincón oscuro donde hallaron restos de la Edad del Cobre; olía a tierra y a algo metálico, como monedas o herramientas antiguas.
Lo mejor fue cuando nos mostró la cisterna doble — “arca de agua”, la llamó — y nos contó cómo vivían aquí durante los asedios. Se hizo un silencio mientras escuchábamos nuestros pasos resonar en la piedra. No esperaba sentirme tan conectado con quienes vivieron aquí hace siglos, pero tocar esas paredes hace que la historia se sienta más cercana. Y justo entonces sonó un móvil con un reguetón y todos nos reímos — así que no, no era un silencio medieval.
La vista desde la torre más alta sigue en mi cabeza. El sol empezaba a esconderse tras Sierra Morena y todo se volvió dorado por un instante. Si te interesa aunque sea un poco la historia o los castillos, esta excursión a Baños de la Encina vale la pena solo por esa sensación.
La visita guiada dura aproximadamente 45 minutos.
Sí, un guía local acompaña y comparte datos históricos durante el recorrido.
Sí, se permite la entrada a bebés y niños pequeños; también se pueden llevar cochecitos.
Verás torres conservadas, muros antiguos, restos arqueológicos desde la prehistoria hasta la Edad Media y cisternas.
Sí, es adecuada para todos los niveles de condición física según la información disponible.
Los animales de servicio están permitidos durante la visita guiada.
Tu visita incluye la entrada al Castillo de Baños de la Encina y un recorrido guiado a pie con un experto local que cuenta historias desde sus orígenes musulmanes hasta la época castellana — todo en unos 45 minutos en el lugar.
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