Camina por las murallas de Ávila, descubre catedrales que son fortalezas y contempla el imponente acueducto romano de Segovia en esta excursión desde Madrid. Con una guía local que comparte historias y anécdotas, además de una comida castellana con vino, vivirás momentos —como tocar piedra de siglos o probar cochinillo— que te acompañarán mucho después de volver a casa.
Lo primero que noté fue el frescor, no frío exactamente, sino ese aire seco de montaña que se siente al dejar Madrid rumbo a la Sierra de Guadarrama. Nuestra guía, Marta, nos iba contando datos curiosos del paisaje mientras conducíamos, pero yo no podía dejar de mirar las colinas. Al llegar a Ávila, las murallas aparecieron de repente, enormes bloques de piedra unidos tras siglos de historia. Pasé la mano por una y se sentía áspera y fría, como si guardara mil relatos esperando a ser escuchados.
Marta nos llevó por calles estrechas hasta la Catedral de Ávila. Nos explicó que su ábside forma parte de la muralla, una especie de catedral-fortaleza, como ella la llamó. Dentro, la luz era tenue y el eco envolvía el espacio; alguien encendió una vela y el aroma a cera se mezcló con el polvo de piedra antigua. También visitamos la Basílica de San Vicente (intenté pronunciarlo bien, pero no lo logré) y pasamos junto a un grupo de escolares en excursión que parecían más interesados en sus meriendas que en los arcos románicos. No los culpo.
Segovia tenía un brillo especial, tal vez por el sol reflejado en la piedra clara. El acueducto romano impresiona en persona; había visto fotos, pero estar bajo sus arcos me hizo sentir diminuto. Comimos cerca de la Plaza Mayor: judías blancas de La Granja, con un sabor intenso y terroso, y cochinillo asado con la piel crujiente que se rompía al cortarlo. El vino local tenía un toque casi picante, o quizá era mi hambre después de tanto caminar.
Tras la comida, entramos en la Catedral de Segovia, llena de oro por todas partes, y subimos al Alcázar. Realmente parece la proa de un barco asomándose al valle, y hacía más viento de lo que esperaba. Marta señaló dónde se juntan dos ríos abajo; intenté sacar una foto, pero acabé entrecerrando los ojos contra el sol. A veces aún recuerdo esa vista cuando el ruido de la ciudad me abruma.
La excursión dura todo el día, incluyendo el traslado entre Madrid, Ávila y Segovia.
Sí, la recogida en hotel en Madrid está incluida en la reserva.
Visitarás las murallas de Ávila, la Catedral de Ávila, la Basílica de San Vicente, el Acueducto romano de Segovia, la Catedral de Segovia y el Alcázar de Segovia.
Sí, la comida incluye judías blancas de La Granja, cochinillo asado, ponche segoviano con helado, vino, agua mineral y café.
Las entradas a todos los monumentos mencionados están incluidas en el precio del tour.
Un guía oficial bilingüe acompaña los recorridos a pie tanto en Ávila como en Segovia.
El tour es apto para todos los niveles de condición física; se pueden solicitar asientos para bebés si es necesario.
Tu día incluye recogida en hotel en Madrid en una furgoneta con aire acondicionado y Wi-Fi; tours guiados a pie con un guía oficial bilingüe en Ávila y Segovia; entradas a todos los monumentos principales del itinerario; y una comida tradicional castellana con especialidades locales como las judías blancas de La Granja y cochinillo asado acompañado de vino, antes de regresar a Madrid por la tarde.
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