Mumbai: Tour Privado con Gateway of India y Dhobi Ghat

4.89

(174 reseñas)

¿Cómo es la experiencia?

Jamás olvidaré cuando nuestro conductor frenó de golpe por una vaca que se cruzó en el tráfico de Marine Drive; los demás apenas pestañeaban. Así empezó nuestro tour privado de medio día por Mumbai, con un susto y risas. Nuestro guía, Rohan, sonrió en el espejo retrovisor y dijo: “¡Bienvenidos a Mumbai!” Había leído sobre el Gateway of India, pero verlo de cerca, con palomas revoloteando y familias tomando fotos en todos los idiomas posibles, se sentía distinto: más ruidoso, caótico y, de alguna forma, mucho más vivo de lo que imaginaba.

Nos adentramos por calles que nunca habría encontrado solo. En Chhatrapati Shivaji Maharaj Terminus, Rohan señaló detalles que se me habrían escapado: las cabezas de león en las columnas, cómo la luz del sol iluminaba la piedra antigua. Dentro, un caos total: porteadores gritando, trenes entrando y saliendo. Luego paramos en Dhobi Ghat. El aire olía a jabón y algodón calentado por el sol; filas de dhobis golpeaban la ropa contra los bloques de cemento tan rápido que mis ojos no daban abasto. Uno me saludó al verme sorprendido—yo respondí con la mano, aunque seguro me veía ridículo.

El almuerzo no estaba incluido (yo probé un vada pav picante en un puesto callejero—vale totalmente la pena), pero sí nos dieron botellas de agua fría en el coche, que me salvaron. En el Museo Mani Bhavan Gandhi, el ambiente era más tranquilo; casi podías escuchar tus pasos en esos viejos suelos de madera. Hay algo especial en estar donde Gandhi planeó la historia que te deja en silencio por un rato. Rohan no nos apuró, nos dejó explorar hasta que estuvimos listos para seguir.

Los Jardines Colgantes fueron la última parada: un oasis verde sobre el ruido de la ciudad. Niños correteaban entre arbustos con formas de animales mientras parejas mayores contemplaban la puesta de sol sobre el mar Arábigo. No esperaba sentir tanta calma ahí arriba después de todo el claxon y bullicio de abajo. Terminamos en el hotel justo cuando las luces de Mumbai comenzaban a encenderse. A veces aún pienso en esa vista cuando el ruido en casa se vuelve demasiado, ¿sabes?