Despega desde Reykjavik con un piloto local, sobrevuela lugares como Hallgrímskirkja y Harpa y aterriza en una cima real cerca de la ciudad. Hay tiempo para respirar aire helado y sacar fotos antes de volver — es rápido pero inolvidable.
Lo que no esperaba de este tour en helicóptero por Reykjavik fue lo rápido que la ciudad se fue quedando atrás — un minuto estábamos subiendo al helipuerto en la base de Nordurflug, con los cascos medio torcidos, y al siguiente Hallgrímskirkja parecía una pieza diminuta de Lego. Nuestro piloto, Jón, no paraba de hablar del clima (dijo que aquí cambia cada cinco minutos — y no exageraba), pero yo estaba más concentrado en mis manos aferradas al asiento. El cristal hacía que todo se viera más nítido: las formas de Harpa, la cúpula extraña de Perlan brillando al sol. Reykjavik se veía tan pequeña desde arriba que me dio risa, no sé por qué.
Volamos rozando los tejados y de repente estábamos sobre tierra abierta — parches de musgo, restos de nieve aún pegados al monte Esja. El vuelo no es largo (Jón dijo que unos 15 minutos), pero allá arriba el tiempo parecía estirarse. Cuando aterrizamos en la cima — no recuerdo cuál, Jón eligió según el viento ese día — el aire me golpeó frío y puro. Olía a piedra y a algo metálico, tal vez solo eran mis nervios. Mis botas crujían sobre la escarcha mientras todos se turnaban para las fotos; yo me quedé un momento intentando grabar la vista hacia Reykjavik. Allí arriba hay un silencio raro, solo se escuchan nuestras risas y el viento.
Intenté decir gracias en islandés al volver (¿Takk fyrir? No sé si lo dije bien). Jón sonrió igual. El vuelo de regreso fue aún más rápido, tal vez porque ya sabía qué esperar — o porque ya estaba pensando en lo diferente que se ve todo desde el aire. Si buscas una escapada desde Reykjavik que no sea otro paseo en bus, esta es la opción. Sigo pensando en ese aire frío en mi cara.
La duración total es de 30-45 minutos, con unos 15-20 minutos de vuelo y 15 minutos en la cima de la montaña.
No, el tour comienza y termina en la base de Nordurflug en Reykjavik; hay opciones de transporte público cerca.
Verás Hallgrímskirkja, Perlan, la sala de conciertos Harpa y vistas del monte Esja desde el aire.
Sí, el transporte y la experiencia son accesibles para sillas de ruedas.
Sí, los bebés pueden ir; deben sentarse en el regazo de un adulto o usar asientos especiales para bebés que proporciona el operador.
Sí, el piloto elige la cima más segura cerca de Reykjavik según las condiciones del día.
Depende del tamaño y peso del avión; pasajeros que pesen más de 120 kg podrían necesitar comprar medio asiento extra para equilibrar.
Tu experiencia incluye un vuelo guiado en helicóptero con un piloto profesional local desde la base de Nordurflug en Reykjavik, todo el equipo de seguridad necesario, accesibilidad para sillas de ruedas y un aterrizaje real en una de las cimas cerca del monte Esja antes de regresar a la ciudad por aire.
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