Recorre las colinas de Chianti en tu propia Vespa (o como pasajero), guiado por locales que comparten historias en caminos bordeados de cipreses. Prueba tres vinos locales y aceite de oliva fresco durante un almuerzo en una bodega familiar—prepárate para reír con las pronunciaciones italianas y disfrutar las vistas de los viñedos antes de regresar.
Lo primero que noté fue el motor de la Vespa: un suave zumbido, casi tímido al principio, que resonaba entre las paredes de piedra cerca de San Gimignano. Nuestro guía, Matteo, me entregó un casco con una sonrisa y soltó algo sobre “la dolce vita”. Intenté no mostrar nervios en la prueba de manejo (seguro no lo logré del todo), pero él solo asintió y me dijo que pronto me acostumbraría a las curvas. El aire olía a hierbas silvestres y gasolina, una mezcla extraña pero reconfortante. Cuando todos pasamos la prueba (un chico casi se cae, pero se rió), arrancamos rumbo a esas ondulantes colinas de Chianti.
Hay un tramo donde cipreses flanquean el camino como si guardaran secretos. Matteo bajó la velocidad para que no nos perdiéramos nada, señalando antiguas casas de campo escondidas entre los viñedos. En una parada nos contó cómo su abuela hacía el aceite de oliva a mano; sus manos giraban despacio mientras hablaba, como si amasara pan. Tomé una foto que no logró captar lo verde que estaba todo. La palabra clave aquí es tour en Vespa por Toscana, pero la verdad se sentía más como vivir el día a día de alguien que un simple paseo turístico.
El almuerzo fue en una bodega pequeña, familiar, con grandes mesas de madera que crujían al sentarnos. El dueño nos sirvió tres vinos distintos y nos dejó mojar pan en aceite de oliva recién hecho (picante y con sabor a hierba fresca, jamás imaginé que el aceite pudiera saber así). Alguien intentó pronunciar “bruschetta” bien; Matteo se rió y nos corrigió con cariño. Nos quedamos más tiempo del previsto, compartiendo historias con los dueños mientras la luz del sol se colaba sobre la mesa.
El regreso fue más tranquilo, quizás porque todos estábamos llenos o simplemente disfrutando el momento. Mis manos olían a romero por haber tocado algunos arbustos silvestres en el camino. Cuando finalmente aparcamos las Vespas en la oficina cerca de Barberino Tavarnelle, sentí una extraña satisfacción por no haberme caído ni una vez. Sigo pensando en esa vista desde la cima de la colina fuera de San Gimignano, mucho más grande de lo que cualquier foto podría mostrar.
Sí, se requiere experiencia previa en scooter o moto. Antes de salir se realiza una prueba de manejo por seguridad.
El tour inicia en la oficina de Tuscany on Wheels en Barberino Tavarnelle, a unos 12 km de San Gimignano.
Se puede solicitar recogida con antelación por un costo extra; si no, hay estacionamiento gratuito en el punto de encuentro.
Un almuerzo auténtico en una bodega local con tres vinos y degustación de aceite de oliva virgen extra.
La experiencia completa dura unas 6 horas, incluyendo el registro; el tiempo de manejo es aproximadamente 4 horas.
Si no pasas la prueba o prefieres no conducir, puedes ir de acompañante con tu pareja si es posible.
Licencia de conducir válida en Italia y tarjeta de crédito para garantía del vehículo (no aceptan tarjetas prepago).
No, se requiere experiencia previa porque hay controles de seguridad antes de unirse al grupo.
Tu día incluye una Vespa clásica de 50cc (con casco y gasolina), guía local apasionado por rutas panorámicas en Chianti cerca de San Gimignano, varias paradas para fotos y relatos, seguro a terceros, orientación y prueba de manejo antes de salir, además de un almuerzo tradicional toscano con tres vinos y aceite de oliva fresco en una bodega familiar—y opción de recogida si se reserva con anticipación.
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