Montego Bay: Paseo en Balsa de Bambú y Masaje con Piedra Caliza con Almuerzo

4.71

(28 reseñas)

¿Cómo es la experiencia?

No esperaba que el río fuera tan tranquilo. Ese primer instante al subir a la balsa de bambú en Lethe — olía a tierra mojada y algo dulce, ¿quizás mangos? Nuestro guía, Andre, sonrió y nos dijo que dejáramos que el agua hiciera todo el trabajo. Intenté quedarme quieto, pero no paraba de meter los dedos en el agua; estaba más fría de lo que imaginaba. Había pájaros por todos lados, con esos chillidos agudos que rebotaban entre las colinas. Andre señaló un lugar donde su abuela solía nadar de niña — casi podías imaginarlo.

Navegamos durante lo que pareció una eternidad, aunque seguro no fue ni una hora. La palabra clave aquí es “balsa de bambú Montego Bay”, pero la verdad es que no se parecía a ningún tour que haya hecho antes. En un momento, Andre preguntó si queríamos música o solo el sonido del río — elegimos silencio, y fue justo lo que necesitábamos. Luego se detuvo cerca de una choza sobre pilotes y nos dio pollo jerk envuelto en papel aluminio. Estaba lo suficientemente picante como para hacerme llorar (pero en buen plan). Intenté decir “gracias” en patois y me sacó una carcajada — claramente necesito practicar.

Después vino el masaje de pies con piedra caliza, justo ahí en la balsa, con los pies colgando sobre el agua. La piedra era áspera pero fresca, y Andre nos contó cómo la gente local la usa para la piel — dijo que mantiene los pies “frescos como la mañana”. No sé si sea verdad, pero mis talones quedaron mucho más suaves. El sol se asomaba entre las nubes, tiñendo todo de un dorado que duraba un par de minutos. Regresamos río arriba más despacio que al principio; tal vez porque nadie quería que terminara todavía.

Luego nos fuimos a la Hip Strip de Montego Bay para comprar y almorzar — un estallido de colores, reggae sonando desde algún puesto de souvenirs, gente saludando o simplemente asintiendo al pasar. Está lleno de vida pero sin agobiar; puedes mimetizarte o simplemente dejarte llevar por el ambiente. A veces aún recuerdo ese tramo del río cuando el ruido en casa se vuelve demasiado.