Observa a una joven geisha prepararse: experiencia de maquillaje y kimono en Tokio

3.00

(3 reseñas)

¿Cómo es la experiencia?

El tatami se sentía fresco bajo mis pies al entrar en la sala del kimono, escondida en una calle tranquila de Fukagawa. Nuestra guía, la señora Sato, nos recibió con una suave reverencia y una sonrisa; nos explicó que era una oportunidad única para ver cómo las jóvenes geishas se preparan para su trabajo nocturno. El aire olía ligeramente a polvo de arroz e incienso, algo que nunca había notado en ninguna otra parte de Tokio.

Observamos cómo la aprendiz de geisha —que se llamaba Aiko— se sentaba frente a un espejo bajo. Comenzó con el oshiroi, ese famoso maquillaje blanco, mezclándolo con cuidado hasta que quedó perfecto. Sus manos se movían rápido pero con delicadeza, extendiendo la pasta sobre su rostro y cuello con movimientos expertos. La señora Sato señaló la importancia de la forma de la línea del cabello y cómo cada accesorio tiene su propio significado. La habitación estaba en silencio, salvo por el suave roce de la seda y el lejano ruido del tráfico afuera.

Aiko eligió su kimono para la noche: uno azul profundo con pequeñas grullas bordadas en el dobladillo. Nos dejó echar un vistazo a su colección de horquillas, algunas heredadas de geishas mayores. Aprendimos que este evento ayuda a apoyar a jóvenes como ella durante su primer año de formación, que hoy en día no es ni fácil ni barato. Fue reconfortante saber que nuestra visita hacía la diferencia.