Si quieres vivir la cultura automovilística real de Tokio con alguien que conoce cada atajo y rincón secreto, este tour te mete de lleno en el corazón. Viajarás en un coche de drift, compartirás con locales en Daikoku y descubrirás detalles que la mayoría de turistas se pierde.
El lobby del hotel estaba tranquilo cuando llegó nuestro conductor—el motor ronroneaba bajo, nada llamativo, pero se notaba que iba en serio. Nos acomodamos en el asiento trasero, con las ventanas apenas abiertas para captar ese aire urbano mezclado con un leve aroma a gasolina. Nuestro guía, que lleva haciendo drift desde principios de los 2000, sonrió y nos pasó unas botellas de té de un FamilyMart cercano—dijo que las íbamos a necesitar para el viaje.
Ir a Daikoku no es fácil si no tienes coche; los trenes no llegan y los buses ni siquiera paran. El trayecto se sintió como una misión secreta—luces de neón difuminándose, curvas en la autopista que se cerraban a medida que nos acercábamos. En un momento, el guía señaló una pequeña ramen-ya bajo un puente donde los locales cargan energías antes de las reuniones. Cuando finalmente llegamos al parking de Daikoku, lo primero que nos golpeó fue el sonido: motores rugiendo, risas rebotando en los pilares de concreto, alguien poniendo J-pop clásico desde el maletero. No son solo coches—es toda una cultura que solo entiendes estando en medio de ella.
El viaje puede ser intenso por los derrapes y curvas cerradas. Si te mareas con facilidad, quizás no sea lo mejor.
¡Claro! Solo sé respetuoso—algunos dueños prefieren que no se muestren sus matrículas o rostros.
La recogida es generalmente por la tarde para llegar a Daikoku en su momento más activo. La hora exacta depende de tu ubicación y el tráfico.
Incluye tu paseo privado en coche de drift con un guía local experto, recogida en hotel y todas las tarifas de estacionamiento. Solo trae tu curiosidad—y quizás la cámara.
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