Cabalga desde Cusco hacia las tranquilas colinas andinas, pasando por pueblos locales y ruinas incas antes de llegar al Balcón del Diablo, una cueva impresionante con vistas al río. Con un guía experto y caballos que hacen gran parte del trabajo, explorarás senderos abiertos y cuevas ocultas. Prepárate para sorpresas, risas y momentos que te harán sentir en otro mundo.
Lo primero que recuerdo es el olor: a caballo y ese aire fresco y puro de montaña justo a las afueras de Cusco. Apenas salimos de la ciudad, nuestro guía, Javier, me entregó un casco con una sonrisa y dijo: “No te preocupes, estos caballos conocen el camino mejor que yo.” El rancho estaba a unos quince minutos, pero ya parecía otro mundo: niños persiguiendo gallinas, una mujer saludando mientras guiaba alpacas por un campo. Mi caballo se llamaba Chaska y parecía indiferente a mis nervios.
Partimos por senderos estrechos que atravesaban pequeñas comunidades andinas. Había campesinos agachados en campos de papas y alguien silbando en quechua, un sonido que aún puedo escuchar si cierro los ojos. Javier señalaba hierbas silvestres junto al camino (una llamada muña, que ayuda con la altura). El paseo no fue difícil; la verdad, Chaska hizo casi todo el trabajo, pero hubo momentos en que el sendero se estrechaba y se sentía la antigüedad de esas rutas. En un punto pasamos junto a piedras semi enterradas; Javier dijo que formaban parte de un templo inca. Nos contó historias de quienes las construyeron, haciendo pausas para que solo escucháramos el viento entre la hierba.
El Balcón del Diablo aparece casi de sorpresa: una enorme roca partida con un río corriendo debajo. Hay una ventana natural de piedra desde donde se ve el agua que corre por una cueva abajo. Algunos bajamos a ese fresco y oscuro refugio (yo dudé, pero me animé), y mis manos quedaron ásperas por las paredes. Dentro era más silencioso de lo que esperaba, solo ecos y ese olor frío y húmedo típico de lugares profundos. Al salir a la luz, todo parecía más brillante.
No esperaba reír tanto—Javier intentó enseñarme a decir “Balcón del Diablo” bien en español y se rindió a mitad de camino (“Mejor llámalo ‘el balcón’,” dijo). De regreso paramos a tomar agua y vimos cómo las nubes cubrían Cusco a lo lejos. Todo duró unas pocas horas, pero me dejó la sensación de haber estado en un lugar más antiguo que el tiempo, o tal vez solo en un sitio perfecto para pensar.
El rancho está a unos 15 minutos en auto desde Cusco.
Sí, el transporte ida y vuelta desde tu hotel en Cusco hasta el rancho está incluido.
El límite es de 90 kilos (200 libras) por persona.
El tour es apto para personas con poca o ninguna experiencia; la edad mínima es 8 años.
Se recomienda pantalones largos (preferiblemente jeans), zapatos cerrados con suela de goma o calzado cómodo para caminar, y llevar impermeable si pronostican lluvia.
No se recomienda para mujeres embarazadas ni personas con lesiones en la columna.
Sí, un guía profesional te acompañará durante todo el recorrido.
Incluyen silla de montar y cascos de seguridad en el paquete del tour.
Tu día incluye transporte ida y vuelta desde tu hotel en Cusco al rancho, todo el equipo para montar como sillas y cascos, agua mineral o natural durante el recorrido, además de un guía local profesional y un arriero que cuidarán de ti y tu caballo durante esta aventura de medio día.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?