Vive el bullicio y los colores del mercado de Pisac, comparte un almuerzo tradicional peruano con tu grupo y sube las piedras milenarias de la fortaleza de Ollantaytambo junto a un guía local. Ríe, prueba sabores nuevos y guarda recuerdos que te acompañarán mucho después de dejar el Valle Sagrado.
Ya bajábamos por las colinas fuera de Cusco cuando apareció el primer mosaico de campos, esos verdes y marrones entrelazados como un patchwork. Nuestra guía, Marisol, tenía esa habilidad de señalar detalles que yo jamás habría notado, como el leve aroma a eucalipto al bajarnos del bus en Pisac. El mercado ya vibraba: mujeres con faldas coloridas riendo junto a montones de maíz, un niño persiguiendo a un perro callejero entre puestos llenos de mantas tejidas. Intenté preguntar el precio en español y me respondieron con una sonrisa y una frase en quechua. No me lo esperaba, la verdad.
Si llegas un domingo, escucharás la misa en quechua que se escapa desde la iglesia, flotando sobre el murmullo y la música de flautas. Marisol nos acercó para que viéramos a los alcaldes con sus sombreros, tocando esas trompetas de concha (pututos). Es difícil de explicar, pero tiene algo muy auténtico y arraigado. Paseamos un rato, probando pequeños bocados (el pan de queso todavía me viene a la mente), y luego volvimos a subir al van rumbo a Ollantaytambo.
El viaje por el Valle Sagrado fue más tranquilo de lo que imaginaba. Entre siestas y las historias de Marisol sobre el trueque inca, se asomaban destellos del río y las terrazas en las laderas. El almuerzo fue un buffet sencillo pero auténtico: papas, sopa de quinua, pollo guisado con algo que no supe pronunciar (Marisol intentó enseñarme; fallé). Y de repente, Ollantaytambo se alza imponente — esas piedras son enormes de cerca. Puedes pasar la mano y sentir lo frías que se mantienen, incluso bajo el sol del mediodía.
Subir hasta el Templo del Sol me dejó sin aliento (la altura no perdona), pero estar arriba y mirar esas terrazas perfectas… todavía recuerdo esa vista cuando preparo mi café en casa. No son solo ruinas; aquí vive gente, niños corriendo por las esquinas mientras escuchamos a Marisol contar cómo esas paredes han resistido siglos. Al final de la tarde estábamos cansados pero con una especie de brillo — tal vez por el sol o por todo lo que habíamos vivido.
Este tour de día completo suele durar alrededor de 10 horas, incluyendo el traslado desde Cusco.
Sí, la recogida y regreso a tu alojamiento están incluidos con aviso previo.
El almuerzo es un buffet típico peruano con platos locales.
Los tickets están incluidos si los seleccionas al reservar; de lo contrario, no.
Sí, los bebés pueden unirse pero deben ir en el regazo de un adulto durante el traslado.
El tour es apto para la mayoría, aunque incluye caminatas y escaleras en las ruinas.
Tu día incluye recogida y regreso a tu hotel o alojamiento en Cusco, guía local bilingüe durante las visitas al mercado de Pisac y la fortaleza de Ollantaytambo, entradas si las seleccionas al reservar, y un abundante almuerzo buffet antes de regresar por la tarde.
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