Si buscas algo más que un escape room común, este es el indicado. Te pondrás la piel de gallina, resolverás acertijos ingeniosos y sentirás esa adrenalina que solo aparece cuando no sabes qué te espera en la siguiente esquina. Perfecto para quienes disfrutan mezclar miedo y diversión.
En cuanto cruzamos la pesada puerta principal, el ambiente cambió: más fresco, con un leve aroma a madera vieja y algo metálico. Las luces parpadearon justo lo suficiente para hacerte dudar si era intencionado. Nuestro guía, Cem, sonrió y nos entregó una linterna desgastada. “La vas a necesitar”, dijo, y se notaba que ya había visto muchas caras nerviosas antes que la nuestra.
Dentro, el Frankenstein Horror House no es cualquier escape room. Se extiende por tres pisos, con 19 niveles distintos y un laberinto que nos hizo retroceder más de una vez. Los acertijos no son solo números o candados; a veces es una palanca oculta o un enigma susurrado por un altavoz que suena demasiado cerca para estar tranquilo. En un momento, juraría que escuché pasos detrás, pero al girar no había nada. Todo el lugar está diseñado para jugar con tus sentidos: un instante ríes por el susto de un amigo, al siguiente susurras porque estás seguro de que alguien (o algo) te está escuchando.
La experiencia es intensa y puede asustar a los más pequeños. Generalmente, adolescentes y adultos son quienes más lo disfrutan.
La mayoría de los grupos pasan alrededor de una hora, aunque el tiempo puede variar según la rapidez para resolver los acertijos.
Sí, hay varias opciones de transporte público cerca. Es bastante fácil llegar desde casi cualquier zona de Estambul.
No se recomienda para quienes tienen problemas cardiovasculares o mujeres embarazadas debido a los sustos intensos.
Incluye acceso completo al Frankenstein Horror House: tres pisos, 19 niveles y todos los laberintos y acertijos. El personal proporciona linternas e instrucciones básicas. Solo necesitas tu espíritu aventurero (y un poco de valentía).
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?