Sube en Nápoles para un tour en barco pequeño a Capri—navega junto a grutas famosas, nada en Marina Piccola con aperitivo en cubierta, y luego explora Capri a tu ritmo con consejos locales. Risas, piel al sol, aire salado y quizá un snack nuevo que no sabes pronunciar.
Subimos al barco a solo unos minutos del puerto de Nápoles—la verdad, yo aún terminaba mi café. La guía (¿Giulia? ¿Julia? Nunca sé con los nombres italianos) nos recibió con una sonrisa sencilla y nos explicó todo rápido en inglés e italiano. Arrancó el motor y partimos, el viento empezó a soplar un poco, pero sin despeinar a nadie demasiado. Hay algo especial en dejar la ciudad atrás así, solo agua por todas partes y Capri acercándose, con sus acantilados claros y zonas verdes. No paraba de respirar ese aire salado, tan distinto al de casa.
Recorrimos la costa de Capri, haciendo paradas en esas grutas salvajes—la Gruta Azul estaba llena (no entramos), pero Giulia bajó la velocidad para que pudiéramos sacar fotos. La Gruta Verde parecía casi irreal con ese color. En un momento señaló el Arco Natural—dicen que está ahí desde tiempos prehistóricos. Me imaginé a la gente de hace miles de años viendo eso. Pasar entre los Farallones fue como una escena de película; todos se quedaron en silencio un segundo, salvo un chico que se le cayeron las gafas de sol (por suerte sobrevivieron). La palabra clave aquí es sin duda “Capri tour en barco desde Nápoles”—no es solo un traslado, es toda una aventura.
Paramos en Marina Piccola para nadar—al principio se me entumecieron los dedos, pero en un minuto ya estaba perfecto. Repartieron toallas (menos mal que olvidé la mía) y pusieron unas bebidas y snacks en cubierta. Un aperitivo local tipo limoncello spritz—con un sabor a la vez ácido y dulce—y unos taralli crujientes que se deshacían en mil pedazos. Me acabé riendo con una pareja de Milán por lo mal que hablo italiano (“taralli” no suena nada a lo que parece). El sol calentó todo rápido, así que secarse fue fácil.
Al llegar al puerto, Giulia nos dio consejos sobre qué visitar—dibujó un pequeño mapa en la pantalla de mi móvil con el dedo, y eso me hizo feliz de una forma rara. Subí en el telesilla al Monte Solaro (no da tanto miedo como parece) para unas vistas que no caben en fotos. Luego paseé por el centro de Capri para tomar un café en la Piazzetta—ver a la gente aquí es otro nivel—y caminé por los Jardines de Augusto solo porque ella los mencionó. Fue todo muy libre y sin prisas, justo como me gusta.
La duración es aproximada y depende del mar y horarios; calcula un día completo.
No, solo se visita por fuera para fotos debido a las largas esperas.
Sí, hay un aperitivo con bebida y snacks durante la parada para nadar.
No, debes llegar por tu cuenta al punto de encuentro cerca del puerto de cruceros de Nápoles.
Sí, hay una parada para nadar en Marina Piccola donde te dan toallas.
Sí, después del tour en barco tienes tiempo libre para explorar Capri por tu cuenta.
Si se cancela por mal tiempo, puedes cambiar la fecha o recibir un reembolso completo.
Tu día incluye encontrarte con el patrón-guía cerca del puerto de Nápoles antes de embarcar en un barco cómodo rumbo a Capri. Te darán toallas para la parada de baño en Marina Piccola y un aperitivo con snacks a bordo. Tras navegar junto a cuevas y lugares emblemáticos como los Farallones, tendrás tiempo libre en Capri con consejos locales para pasear o relajarte antes de regresar juntos.
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